Uno de los mayores sesgos al momento de hablar del dólar es el de exagerar la relevancia local frente a la global. Colombia es una economía pequeña. Su relevancia en el plano internacional es mínima, por más que algunos quieran posar de líderes mundiales.
Por esto mismo es que lo que pase dentro del país rara vez afecta el comportamiento estructural de la tasa de cambio. Sí, algunas cosas pueden mover levemente el dólar, pero ninguna será capaz de enfrentarse a los ciclos globales de flujos de dinero.
Dicho esto, toma fuerza la hipótesis -ojo, es una hipótesis- de que el dólar seguirá bajando podría romper la barrera de los $3.600 y, por qué no, los $3.500.
Y, antes de que nos envíen a ver a un psiquiatra, por favor, déjennos sustentar la idea.
De los 5.000 a los 3.500 pesos por dólar
Sabemos que, según el más reciente sondeo realizado por el Banco de la República, ningún analista espera que la tasa de cambio termine el año por debajo de $3.650. De hecho, casi el 80 % de los expertos le apuesta a que estará entre los $3.760 y los $4.160.
Ahora bien, para nuestra hipótesis de $3.500, lo primero que hay que decir es que el proceso no será expedito. Es decir, si quiere jugar al especulador, vendiendo hoy a $3.850 para comprar mañana en $3.600, se puede ir bajando de la nube.
Sin embargo, las fuerzas globales apuntan a un debilitamiento del dólar.
Algo de esto se ha visto en el índice DXY que tiene un nivel inferior al que alcanzó hace 6 meses. Como resultado, monedas que marcan el ritmo de nuestra región, como el real brasilero y el peso mexicano mostraron revaluaciones en lo que va de este año.
En general, conforme la política monetaria de EE. UU. empiece a flexibilizarse, tal y como se anunció después de la más reciente decisión de tasas de interés por parte de la FED, es de esperar que la moneda del Tío Sam pierda algo de atractivo.
De otro lado, el aumento de los precios del petróleo y de otras materias primas, supondrá una mayor llegada de divisas a Colombia. Esto, mientras aún se puedan explotar los recursos del subsuelo. Con este panorama, no es descabellado apostarle a una reducción de la TRM hacia niveles entre los $3.500 y $3.600 para finales de año.
No obstante, la hipótesis también cuenta con grandes “peros” que la desmentirían.
Lo que podría debilitarla
Si bien las fuerzas globales son las que determinan la dirección del dólar, el escenario local sí puede generar perturbaciones momentáneas. Es decir, desde afuera nos marcan la tendencia y aquí adentro jugamos con picos y valles de la cotización.
En este sentido, en la medida que haya temor por cuenta de las reformas presentadas por el Gobierno Nacional, es de esperar días y semanas con cotizaciones que pueden llegar incluso a los $4.000.
Lo mismo ocurrirá si se mantienen los anuncios de no más exploración petrolera en el país.
Este tipo de variables juega en contra de la atracción de dólares, por lo que se debilitará el valor del peso colombiano y se alejaría de la hipótesis de los $3.500, al menos por unos momentos.
Dicho esto, solo un rompimiento institucional significativo -que puede darse a modo de una Asamblea Constituyente- nos desmarcaría del comportamiento que tienen pares de la región como Chile, México y Brasil.
Pero esto no significa que sea un escenario improbable.
El peor de los casos
Como ya se puede intuir, el peor de los casos es la consolidación del populismo en el país. Cuando la ideología les gana a los datos no hay fuerza global que valga para encausar al dólar.
Muestra de ello han sido los desastres de Venezuela y Argentina en manos del chavismo y kirchnerismo.
Hasta el momento la economía colombiana y su tasa de cambio han logrado aguantar -aunque no sin daño- los embates del manejo heterodoxo -por no decir irresponsable- que se le ha dado al país desde el Gobierno Nacional.
Si se evita ese descalabro institucional, el piloto automático mundial del dólar llevará a la TRM a unos niveles semejantes a los que se proponen con nuestra hipótesis.
No obstante, si algo es evidente con este Gobierno, es que la improvisación es la regla y el desprecio por el sentido común se está haciendo costumbre. Elevar los niveles de ambas cosas mantendrá al dólar lejos de los $3.500.
Entonces, toca monitorear el ambiente político con un ojo y el dólar con el otro.