Por: Luis Ignacio Merchán Rosero
Moncada & Barrero abogados
Hoy el Covid -19 es una constante en el desarrollo de la vida diaria. La obligación de las empresas fue adaptarse al nuevo escenario, donde el distanciamiento impulsó de manera más decidida el uso de herramientas tecnológicas y modificó el enfoque de hacer negocios.
Sin importar el modelo empresarial desarrollado antes de la declaratoria de la pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cambio se hizo latente en la capacidad de las empresas de adaptarse a nuevos entornos, tanto comerciales como regulatorios. No más en nuestro país, durante el año 2020, se emitieron más de 100 decretos destinados a permitir el funcionamiento del Estado, la justicia y sus instituciones.
Sin embargo, lo que empieza a evidenciarse con claridad es que el cambio será permanente. Así, sin lugar a duda, en las estimaciones de los empresarios y directores de las compañías, deberán considerarse eventos relacionados con cambios drásticos en la forma de vivir, producir y subsistir, en aras de promover estrategias de mantenimiento de la actividad productiva.
La prevención y mitigación de riesgos no son funciones de un oráculo, hoy en día existen metodologías suficientes que nos permiten adecuar los comportamientos a una mejor forma de afrontar los riesgos. También, a partir de un perfil determinado, se utilizan modelos que posibilitan proyectar la continuidad de los negocios, adaptarse a los nuevos entornos normativos y a los cambios ante las circunstancias sociales y económicas presentes y futuras.
Una de estas metodologías es el Cumplimiento Normativo o Compliance; nacido de la necesidad de las empresas norteamericanas de demostrar la adecuación de sus comportamientos a un estándar ético exigido para realizar negocios en el extranjero, hoy en día ha evolucionado para permitir a las empresas gestionar todo tipo de riesgos legales, inclusive aquellos surgidos ante eventos intempestivos como la pandemia.
No obstante, muchas empresas se preguntan ¿cuál es el valor agregado de adoptar medidas relacionadas con el cumplimiento normativo y la autorregulación? La respuesta surge cuando se verifica la principal función del Compliance, ella es asegurar la continuidad del negocio acorde con las normas aplicables en manos de los administradores de las compañías.
La administración y gestión de riesgos de manera general en Colombia presenta verdaderos retos a la dirección de la compañía, máxime en un escenario constante de integraciones económicas, sociales y jurídicas a nivel local e internacional.
De esta manera, la pregunta es ¿cómo generamos valor desde el Compliance para la compañía y sus administradores?
El valor del Compliance para los líderes empresariales
Los administradores de las empresas cuentan con varias situaciones frente las cuales se puede mejorar su capacidad de acción, a través del Compliance, de manera directa: 1) los administradores son los responsables del cumplimiento de las normas por parte de la compañía y, por lo tanto, ante las autoridades regulatorias; 2) los administradores ejercen la representación de la compañía ante los stakeholders.
En el primer escenario, el ejercicio de la representación del administrador generalmente se protegía a través de la actividad legal in-house y a través del apoyo externo; siendo una medida tradicionalmente reactiva, el cumplimiento ocurría cuando existían requerimientos de una autoridad, muchas veces canalizados a través de procesos internos, pero sin un verdadero reconocimiento de la gerencia, sin importar que las consecuencias fueran finalmente asumidas por la dirección de la compañía.
A través del Compliance, existe un compromiso de la alta dirección en generar estándares de autorregulación autónomos, implementados a través de un sistema conocido por toda la compañía, lo cual le permite tener pleno conocimiento a la gerencia de los riesgos legales y regulatorios a los cuales se pueden ver potencialmente enfrentados.
Un segundo escenario es la representación de los administradores ante los grupos de interés. Teniendo en cuenta el especial valor de la reputación corporativa como un activo fundamental para desempeñarse en el mundo de los negocios, un escenario de investigaciones e incumplimientos normativos, puede derivar en daños irremediables, inclusive capaces de excluir de la actividad mercantil a las empresas.
La correcta implementación de la metodología de Compliance, aterrizada en un programa de cumplimiento, nos permite proteger la reputación de la empresa, pues se demuestra de manera pública la adhesión a la normatividad, pero también la necesidad de la compañía de ir más allá de sus obligaciones, un esfuerzo adicional para blindarse ante prácticas nocivas y para fomentar altos estándares de ética corporativa, así como demostrar la promoción de estándares de cumplimiento internacionales.
En Colombia, el cumplimiento de obligaciones en temas de protección de datos, derecho del consumidor y de la competencia, así como las normas anticorrupción y soborno, sólo son una pequeña descripción de los deberes regulatorios, a los cuales debemos sumar el constante escrutinio público como variable ante los riesgos reputacionales.
El éxito de un buen Compliance
El Compliance y los programas de cumplimiento son tan efectivos como la dirección de la compañía decida. Por lo anterior, deben resaltarse dos características esenciales de la metodología para fortalecerse en su aplicación, particularmente en el escenario posterior a la pandemia.
La primera de ellas parte del compromiso de la alta dirección. Este requisito es reconocido por varias normatividades nacionales e internacionales, pidiéndose no sólo una designación presupuestal por parte de la junta directiva y de los administradores, sino un verdadero compromiso en la capacitación y representación ética de la compañía, siempre liderando con el ejemplo, aplicando el concepto del Tone at the top como medio para lograr la articulación de las áreas corporativas.
La segunda se relaciona con el análisis del desempeño basado en la recolección de la información que permitirá desarrollar una implementación del Compliance mucho más robusta.
Consideramos entonces que un sistema de cumplimiento normativo basado en el análisis de información, permite identificar de una manera más efectiva, los riesgos de la compañía, así como la generación de controles basados en tecnologías, lo cual disminuye en gran medida los costos de implementación.
Como conclusión
El Compliance es hoy una metodología que permite adecuar a las compañías a los mejores estándares de prevención y gestión corporativa, con referencia directa a sus inversionistas y stakeholders. El Compliance entonces es una realidad para mejorar en el abanico de herramientas de dirección de los líderes y directores de las empresas, como entes económicos fundamentales para el crecimiento de la sociedad en un escenario pospandemia.