La inteligencia del dispositivo o verificación del dispositivo es la forma más fácil de prevenir ciberfraude. Se trata de evaluar el riesgo del dispositivo del usuario durante la incorporación o al comienzo de una transacción digital.
La gran temporada de compras decembrinas está a la vuelta de la esquina. Los consumidores se preparan para comprar los regalos de Navidad y Reyes Magos, muchos de ellos desde la comodidad de su casa u oficina y con un smartphone en las manos.
Los dispositivos electrónicos, especialmente los smartphones, se utilizan cada vez más para acceder a los servicios financieros y comerciales en América Latina. Según la GSMA, la penetración de los teléfonos inteligentes en la región ganará casi 10 puntos entre 2020 y 2025, pasando del 72% al 81%; en Colombia se prevé que haya 56 millones de teléfonos inteligentes funcionando para 2025. Las actitudes sobre el uso del dinero móvil también están cambiando.
El comercio electrónico también está creciendo en la región. Según J.P. Morgan, América Latina es ahora el segundo mercado de más rápido crecimiento para este sector, después del sudeste asiático, con la entrada de multinacionales en la región. Según una investigación de Cybersouce, durante la pandemia, 3 de cada 4 empresas comerciales del mundo sufrieron un aumento de los intentos de fraude (2019 frente a 2021). Las organizaciones ubicadas fuera de Estados Unidos y Canadá fueron las más afectadas por el fraude durante ese tiempo. Las empresas comerciales sufrieron una pérdida del 3,9% de los ingresos del comercio electrónico debido al fraude en los pagos de los pedidos locales.
Ante este panorama, que demuestra la confianza que sienten los consumidores de hacer transacciones desde sus smartphones, resulta importante alertar que estos dispositivos tienen altas probabilidades de ser la puerta de entrada a acciones delictivas.
Al respecto, Samer Atassi, vicepresidente de Jumio para América Latina, explicó que cuando las empresas piensan en prevenir el fraude, generalmente pasan por alto la forma más fácil y no intrusiva de hacerlo: evaluar el riesgo del dispositivo del usuario durante la incorporación, o al comienzo de una transacción digital. Esta evaluación se denomina inteligencia del dispositivo o verificación del dispositivo. “Un dispositivo puede decir mucho sobre su usuario. Las empresas deberían comprobar el riesgo del dispositivo antes de revisar otras señales de riesgo, como la dirección de correo electrónico o el número de teléfono que proporciona el cliente”.
Al ejecutar la inteligencia del dispositivo, las empresas pueden detectar la dirección IP, el sistema operativo y la antigüedad del dispositivo y buscar las señales de alerta que indican fraude. El análisis también determina si el dispositivo está utilizando la emulación del GPS, el origen del dispositivo, las VPN o los proxies para enmascarar su ubicación; un truco común utilizado por los defraudadores en las geografías de alto riesgo.
Dado que este servicio se ejecuta en segundo plano y antes de que el usuario haya introducido cualquier información, la comprobación del riesgo del dispositivo es totalmente transparente y sin fricciones para el cliente. Es decir, los clientes no saben que se está llevando a cabo y no ralentiza ni afecta a la experiencia. “La inteligencia de dispositivos es una de las capacidades más baratas que una empresa puede integrar, pero el valor que proporciona es inmenso. Puede y debe ejecutarse al principio del viaje de incorporación o de la transacción digital”.