La evolución económica mundial ha comenzado a mejorar, pero el repunte sigue siendo frágil. Los precios más bajos de la energía estarían ayudando a reducir la inflación general y aliviar las tensiones en los presupuestos de los hogares, la confianza de las empresas y los consumidores está comenzando a reputar en diversas locaciones, y la reapertura total de China ha proporcionado un impulso a la actividad mundial.
Estas son algunas de las principales conclusiones del más reciente informe de perspectivas económicas de la OCDE para el mes de junio, el cual resalta además que, el crecimiento global se desaceleró sustancialmente durante el transcurso de 2022 tanto en las economías avanzadas como en las de mercados emergentes.
El gran repunte de los precios de los alimentos, los fertilizantes y la energía tras la invasión a Ucrania se sumó a los aumentos ya considerables durante 2021, lo que elevó considerablemente la inflación general en casi todos los países y generó disminuciones en los ingresos reales disponibles de los hogares, explica la entidad.
La relación entre los gastos agregados de energía de uso final de la OCDE y el PIB aumentó considerablemente en 2022, alcanzando el nivel más alto desde principios de la década de 1980, elevando los costos para las empresas y erosionando el poder adquisitivo de los hogares. El endurecimiento significativo de la política monetaria por parte de casi todos los principales bancos centrales impulsó al alza las tasas de interés oficiales y comenzó a pesar sobre los componentes del gasto sensibles a los intereses.
Un cambio de tendencia
En el informe se destaca que la desaceleración de las economías de la OCDE estuvo liderada por la inversión en vivienda, que se contrajo durante 2022, pero el crecimiento del gasto de los consumidores y la inversión empresarial también se moderó durante el año. Para el cuarto trimestre de 2022, el crecimiento global se había desacelerado a una tasa anualizada de solo 2 %, con un crecimiento durante el año cayendo a 2,25 %.
La producción disminuyó en 15 economías del bloque en el cuarto trimestre, con la mayoría de estos en Europa. Los resultados también fueron relativamente débiles en las economías de Asia-Pacífico, y la actividad en China continuó frenada. El PIB chino creció solo un 3 % en 2022, menos que en cualquier año de las últimas cuatro décadas, con la excepción de 2020, que se vio aún más afectado por la pandemia.
Los indicadores económicos en los primeros meses de 2023 han mejorado, con un crecimiento del PIB global repuntando a una tasa anualizada de poco más del 3 % en el primer trimestre, a pesar de los resultados mixtos entre países. El crecimiento repuntó de forma significativa en Brasil, China, India y Japón, pero se desaceleró en Estados Unidos, y solo hubo un modesto aumento de la producción en la zona del euro y el Reino Unido.
Por su parte, las encuestas empresariales han mejorado notablemente en relación con fines de 2022, particularmente en el sector de servicios y los indicadores de confianza del consumidor en las principales economías también han comenzado a recuperarse de los niveles muy bajos observados el año pasado.
Caídas en los precios de la energía
La mejora en la primera parte 2023 se debe en cierta medida a la caída de los precios de la energía y las mejores perspectivas para China. Los precios de las materias primas energéticas vienen teniendo caídas desde el pasado verano, con un descenso especialmente pronunciado del precio del gas natural, sobre todo en Europa.
Sin embargo, esto aún no se ha reflejado completamente en precios minoristas más bajos en muchos países. Los precios al contado del petróleo y el carbón también han bajado mucho desde los picos alcanzados tras la invasión a Ucrania el año pasado, aliviando las presiones sobre los hogares y las empresas. Aun así, los precios en general siguen siendo más altos que los vistos antes de la pandemia.
La reversión de China antes de lo esperado de su política de cero COVID en diciembre de 2022, combinada con una relajación de la política fiscal y monetaria, también ha impulsado la confianza empresarial, ya que un crecimiento más fuerte de la economía china tendrá beneficios positivos en la región Asia-Pacífico y más ampliamente.
Por otro lado, la OCDE resalta que los indicadores de actividad mensuales recientes han sido mixtos. El sector manufacturero aún es débil, especialmente en varias economías asiáticas, en parte debido a la actividad moderada del sector tecnológico.
En la mayoría de las economías, la mejora a principios de 2023 ha sido más evidente en los sectores de servicios, ayudada por un repunte de la demanda de los consumidores en China y un sólido crecimiento en los Estados Unidos. Sin embargo, la demanda de bienes duraderos se mantiene débil, en parte como reflejo de la mayor sensibilidad de dicho gasto a las condiciones financieras.
Política monetaria y mercados inmobiliarios
El impacto de una política monetaria más estricta es cada vez más visible en los mercados inmobiliarios. La inversión en vivienda disminuyó en todas las grandes economías de la OCDE en la segunda mitad de 2022. En el cuarto trimestre de 2022, la inversión en vivienda en las economías de la OCDE con datos disponibles fue un 7,5 % más débil que el año anterior, con una caída cercana al 19 % en el Unidos y superando el 13% en Canadá.
La inversión en vivienda continuó contrayéndose en los Estados Unidos y Canadá en el primer trimestre de 2023. Los precios de la vivienda también han comenzado a ajustarse al endurecimiento de las políticas, con caídas de precios nominales ahora en marcha en muchas economías.
Los ajustes de precios han sido relativamente rápidos en países con relaciones precio-renta elevadas, deuda familiar alta y una proporción considerable de hipotecas de tasa ajustable. Los cambios de precios han sido menos marcados en países con un fuerte crecimiento demográfico y una gran proporción de hipotecas a tipos de interés fijos.
Aun así, muchas hipotecas tienen tasas flotantes o fijas solo por unos pocos años, y los titulares de hipotecas se enfrentarán cada vez más a pagos cada vez más altos si las tasas hipotecarias se mantienen en sus nuevos niveles más altos.
En este sentido, la OCDE concluye que la experiencia pasada ha demostrado que las fluctuaciones en los precios reales de la vivienda a menudo se asocian con fluctuaciones del ciclo económico, tanto por el lastre sustancial sobre la actividad económica por una menor inversión y presiones sobre las finanzas y los balances de los hogares, y debido a las tensiones asociadas en el sector financiero.