En el más reciente informe de WWF, “Frentes de deforestación; impulsores y respuestas en un mundo cambiante”, se reveló que hay 24 lugares en el mundo altamente amenazados por la deforestación, entre los que están la Amazonia colombiana y el Chocó Darién, de Colombia y Ecuador.
Entre 2004 y 2017, más de 43 millones de hectáreas de bosque fueron devastadas en esas zonas, un área del tamaño de California, en Estados Unidos. Nueve de los frentes están ubicados en América Latina y se distribuyen así: seis en la Amazonia en Brasil, Colombia, Perú, Bolivia, Venezuela/Guyana; otro en el Gran Chaco (Paraguay/Argentina); uno en el Cerrado (en Brasil); uno en Chocó-Darién – Colombia/Ecuador; y otro en la Selva Maya (México/Guatemala).
De acuerdo con la organización, en América Latina los mayores impulsores de deforestación son: la ganadería y la agricultura a gran escala, la minería, la infraestructura de transporte y los incendios.
“Necesitamos cambiar nuestra relación con la naturaleza. Debemos abordar el consumo excesivo y dar más valor a la salud y la naturaleza en lugar del actual énfasis en el crecimiento económico y las ganancias financieras a toda costa. El riesgo de que surjan nuevas enfermedades es mayor en las regiones de bosques tropicales que están experimentando cambios en el uso de la tierra”, explicó Fran Raymond Price, líder global de la práctica de bosques de WWF.
Las acciones del país por frenar la deforestación
A pesar de que el informe asegura que Colombia comparte dos de las zonas más afectadas por la deforestación, la Amazonia colombiana y el Chocó Darién, también destaca que el Gobierno está adoptando medidas para disminuir la mitigación y reducir en 51 % las emisiones de Gases de Efecto Invernadero proyectadas para 2030- el Gobierno contempla pasar a una tasa de 50.000 hectáreas deforestadas por año en 2030.
En 2019, la tasa de deforestación en el país fue de 158.894 hectáreas, mientras que en 2018 el área deforestada sumó 197.159 hectáreas, según las cifras del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam).
Así mismo, el Gobierno nacional aprobó la Política nacional para el control de la deforestación y la gestión sostenible de los bosques en la que se identifican las acciones que este mismo debe desarrollar de manera articulada con los sectores, comunidades, entre otros actores, para controlar esta problemática, y promover la conservación y manejo sostenible de los bosques.
Entre las soluciones destacadas en el informe, se menciona el reconocimiento de los derechos de tenencia de los territorios indígenas como una solución efectiva para promover la protección de bosques bajo prácticas de manejo y control local.
Otro de los puntos se trata que los enfoques basados en áreas, incluidas las áreas protegidas y las reservas, suelen ser eficaces para reducir la pérdida de bosques; sin embargo, a menudo carecen de capacidad de manejo y recursos financieros para ser eficaces.
En el caso de Colombia, aunque las áreas protegidas enfrentan enormes presiones, su rol contra la deforestación tiene aún más relevancia en este momento.
Las áreas protegidas y otras estrategias de conservación son la casa que salvaguarda nuestra biodiversidad. Su creación y mejoramiento en lugares estratégicos, su conectividad, así como la inclusión de las comunidades locales para la protección de sus territorios, son clave para evitar la deforestación.