La mujer colombiana gana importantes espacios en el mundo laboral y no cede terreno en el mundo personal, ¿Qué costo tiene esto?
Provokers, agencia de investigación de mercados, en su estudio Mujeres: Luces y Sombras, realizada con más de 400 colombianas de diferentes NSE y edades, entre los temas tratados, visibilizó la situación que están viviendo laboralmente las mujeres en el país, ahora en el marco del día del trabajo, 1º de mayo.
Hoy las colombianas reconocen que ha venido ganando batallas en el campo laboral y qué están en una posición que las pone a la par de los hombres. El 81% de las mujeres sienten que están igualmente preparadas para el mundo laboral que los hombres y se consideran personas independientes que pueden valerse por sí mismas.
Sin embargo, asumir un rol productivo les ha traído un costo muy alto, ya que las mujeres continúan con los roles tradicionales, que social y culturalmente se le han impuesto, como el cuidado del hogar y de sus familias. Pero a esto se suma la autoexigencia; una preocupación constante por desarrollar todos sus roles de forma perfecta, en donde puedan demostrarles a todos y a sí mismas que están en capacidad de responder con los mejores resultados.
¿Y qué consecuencias ha traído esto? Confiesan sentirse abrumadas. El 50% piensa que el trabajo actualmente no es compatible con la crianza de los hijos. El 37% percibe que a veces le resulta difícil concentrarse en el trabajo debido a sus responsabilidades familiares. Y a la mitad le cuesta compatibilizar los quehaceres de la casa y el cuidado de la familia con el trabajo.
Por ello, las mujeres sienten que deben lidiar con los tiempos y la responsabilidad que tienen como madres y trabajadoras. A su vez, el 78% considera que los hombres deberían asumir un mayor grado de responsabilidad en el trabajo doméstico que el que tienen actualmente.
Como lo dice Paula Duque, gerente de planeación estratégica de Provokers: “Las mujeres buscan coequiperos, pero no ceden terreno, no sueltan porque no confían, hacerlo les implica un reto: deben empezar a reconocer en el hombre sus capacidades de ser papás, amos de casa, educadores, cuidadores para que haya ejercicios de corresponsabilidad al interior de los hogares y familias”.
Por otro lado, en el mundo laboral, aún siguen sintiendo discriminación y desigualdad en tres aspectos:
- Maternidad: Ser mujer implica que puedes quedar embarazada o que puedes tener hijos que implican permisos especiales, por lo que el 57% considera que para los empleadores es más difícil trabajar con mujeres por estos permisos
- Desigualdad: Solo 3 de 10 considera que hay igualdad de oportunidades laborales para hombres y mujeres
- Remuneración: Solo 4 de 10 dice tener una remuneración justa y acorde a su trabajo
Sumado a lo anterior, vemos como más del 60% genera ingresos, pero tan solo un 9% de ellos los destina para sus gastos personales (cuidado personal ropa, peluquería, gimnasio, etc.), es decir, el 91% se usa para cubrir los gastos y necesidades del hogar.
Todo lo anterior, sumando a la presión autoimpuesta y a lo socialmente demandado, ha tenido consecuencias importantes en su salud física y emocional. Más del 50% ha sido diagnosticada con alguna condición o enfermedad sobrepeso, hipertensión, colesterol alto y el 45% ha sido diagnosticada con una condición de salud mental, principalmente el estrés (28%), problemas de sueño (17%) y depresión (15%) son las más dictaminadas.
Encontramos entonces, que sólo de manera articulada entre gobierno, empresas, sociedad y al interior de la familia, se podrá dar a la mujer su lugar en el trabajo y su lugar en el hogar, lejos de prejuicios (propios y de otros), para que alcance la equidad y la justicia que tanto predicamos y no estamos viendo reflejada en la realidad.