Latinoamérica estará «atrapada» entre la alta desigualdad y el bajo crecimiento económico hasta que sus Gobiernos implementen políticas integrales que mejoren y universalicen la protección social de la población, según revela un informe publicado este martes por la ONU.
Esa es una de las conclusiones de «Atrapados: alta desigualdad y bajo crecimiento en Latinoamérica y el Caribe», un reporte elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y que sus responsables presentaron previamente en una rueda de prensa virtual con los periodistas.
Su tesis es que Latinoamérica y el Caribe están en una «trampa dual» persistente de alta desigualdad y baja productividad alimentada por tres factores conectados entre sí: la concentración de poder, la violencia en todas sus formas y unas políticas de protección social que no funcionan bien.
El director regional del PNUD, Luis Felipe López-Calva, explicó así el concepto de estar «atrapados»: «Los problemas están relacionados y si seguimos reaccionando de manera parcial, si cada grupo propone políticas no integrales, es como si estuviéramos cavando y haciendo más grande el hoyo».
La brecha entre extrema riqueza y extrema pobreza y vulnerabilidad que caracteriza la región se profundizó más a raíz de la pandemia de covid-19 desatada el año pasado, lo que dificulta el logro de la Agenda 2030 de la ONU y de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), advierte el informe.
Poder económico y político concentrado
La principal autora del estudio, Marcela Meléndez, desgranó que los mercados de la región tienden a estar dominados por un pequeño número de empresas «gigantes» de gran poder que limitan la competencia y elevan los precios, lo que en finalmente afecta a los sectores más pobres.
Meléndez, también economista jefa y coordinadora del grupo de políticas de desarrollo y ODS, señaló que esas empresas operan con «tecnologías ineficientes» y además dan lugar a un círculo vicioso monopolístico, ya que buscan «rentas» de políticas públicas para «perpetuar el poder de mercado o aumentarlo».
Un ejemplo que se explora en el informe es el rol de las élites económicas en el bloqueo a reformas fiscales que apoyarían una forma más progresiva de redistribución, y para equilibrar la distribución de poder se sugiere explorar la regulación del «lobby» y el financiamiento de campañas políticas.
En cuanto a la violencia, los expertos de la ONU destacaron que Latinoamérica es la región más violenta del mundo y llamaron a recopilar «más y mejores datos» para entenderla, pero concluyeron que la desigualdad la fomenta «en todas sus formas» y «afecta desproporcionadamente a los más vulnerables».
Pese a que la los tipos de violencia y su intensidad difieren entre países, el narcotráfico sigue siendo una «fuente tremenda» y «mientras continúe vamos a seguir atrapados», según la autora principal, que sugirió la descriminalización de sustancias ilícitas como una posibilidad para atajar esa lacra.
El fortalecimiento de los sistemas de justicia local y la expansión en la atención de salud mental para las víctimas de violencia son otras líneas de acción propuestas.
Aplanar el terreno para todos
No obstante, la solución clave que plantea el documento es la implementación de sistemas universales de protección social que sean redistributivos, fiscalmente sostenibles y más favorables al crecimiento, ya que además la pandemia del coronavirus ha evidenciado la limitada capacidad de los actuales.
En ese sentido, Meléndez recordó que los mercados de trabajo en la región son altamente informales, por lo que la mayoría de trabajadores no tiene protección frente a riesgos de salud, vejez o invalidez, y aparte de eso se producen incumplimientos del marco legal por parte de empresas y empleados.
«Se trata de aplanar el terreno para todos: la llave que proponemos es la protección social, sentir una mayor seguridad económica y que el sistema político tenga ese piso mínimo», apuntó.
De acuerdo al documento, la universalidad «es imposible sin un incremento en la carga impositiva» y ese aspecto puede generar reticencias, pero «podría convertirse en el motor de los esfuerzos para renovar las instituciones que dan servicios, particularmente de salud».
Asimismo, la economista llamó a repensar la gobernanza y las coaliciones políticas para que se incluyan más mujeres en la toma de decisiones y para reducir la polarización ideológica que ahoga las voces de una mayoría social no situada en los extremos, sino en el centro.
Los expertos de la ONU, que han buscado «juntar el rompecabezas y buscar una salida integral» a todos esos problemas, señalan que las soluciones, en todo caso, deben llevar a un mayor crecimiento con sostenibilidad ambiental, y a una mayor inclusión y movilidad social.
EFE