Brasil acaba de implementar una innovación que podría convertirse en una revolución en materia pensional, pues permitirá expandir de manera sostenible, la seguridad de ingresos en retiro de todos los brasileros, incluso para trabajadores informales. A finales de este mes todos los brasileros tendrán a su alcance a través de la plataforma pública TesouroDireto, un nuevo tipo de vehículo de ahorro e inversión para el retiro conocido como «bonos de jubilación«, también llamados “SeLFIES de retiro” por los inventores del concepto, y RendA+ en Brasil. Estos títulos emitidos por el Estado empoderan a cada ciudadano para asegurarse un ingreso estable durante su periodo de retiro, sin necesidad de ningún otro intermediario. Cada uno de estos títulos pagan un ingreso mensual constante (más ajustes de inflación) durante 20 años a partir de una fecha futura de jubilación. El ingreso que asegura cada bono es conocido al momento de su compra. A medida que un ciudadano en Brasil compra más bonos RendA+ durante sus años laborales, se irá asegurando un mayor ingreso durante su jubilación. Cada individuo puede comprar los bonos correspondientes a su grupo etario que pagan un ingreso estable a partir de la fecha de retiro esperada que escoja.
Estos bonos reunen ventajas de los dos tipos de sistemas de pensión tradicionales, los sistemas de beneficio definido (tipo Colpensiones) y los sistemas de ahorro individual. Cada aporte invertido en RendA+ otorga un ingreso estable durante el periodo de retiro, conocido al momento del aporte. Es decir, una vez hecha la inversión, esta asegura un ingreso en retiro que no cambia con movimientos en las tasas de interés o los retornos de los mercados financieros. Hoy en día esto no ocurre en la gran mayoría de sistemas de ahorro en el mundo, salvo contadas excepciones como Dinamarca.
Los bonos de jubilación tienen al menos tres ventajas importantes frente a los sistemas de reparto con beneficios definidos (como Colpensiones). Primero, la promesa de pago de pensión de los bonos de jubilación tiene mucho más respaldo que las promesas de un pilar de reparto, puesto que, al emitir bonos de jubilación, el gobierno no puede cambiar las condiciones de la pensión (incumplir su promesa) mediante una reforma pensional futura. Cualquier cambio a los pagos de cualquier bono, equivalen a hacer default de la deuda, con todas las implicaciones de corto plazo que esto tiene para el gobierno en términos de calificación de riesgo, costos y acceso a refinanciación. Por esto, cualquier gobierno es mucho más reticente a hacer default de su deuda que a proponer una reforma pensional (o dejar que otros gobiernos futuros la hagan). Es importante notar que la emisión de este tipo de títulos no implica necesariamente aumentar el enduedamiento agregado de un gobierno. Este puede optar por reemplazar la emisión de títulos tradicionales (e incluso recomprar los ya emitidos) por emisión de bonos de jubilación, ya que buena parte de los compradores de los bonos tradicionales son típicamente los fondos de pensiones. La gran diferencia para la gente es que esos títulos son verdaderamente seguros, cuando el riesgo de inversión se mide en las únidades que importan: cantidad de pesos de pensión. En efecto, los bonos de gobierno tradicionales, incluso los de corto plazo, son bastante riesgosos cuando sus retornos de miden en el equivalente de pesos de ingresos durante el periodo de jubilación.
La segunda ventaja es que un sistema construido con bonos de jubilación es financieramente autosostenible puesto que es totalmente fondeado (al igual que los sistemas de ahorro individual sin beneficios definidos, y a diferencia de los sistemas de reparto con beneficios definidos, como el régimen de Colpensiones). La tercera gran ventaja de los bonos de jubilación es que son títulos transables y transferibles, y por lo tanto no solo dan seguridad de ingresos en retiro, si no flexibilidad a la gente para responder ante choques que impacten sus necesidades de consumo en el tiempo. Esto no ocurre con los aportes que entran a un pilar de reparto, o a los seguros de renta vitalicia en pilares de capitalización. Como decía Benjamin Franklin: la seguridad sin libertad, se llama prisión.
Una de las críticas a los sistemas de ahorro para el retiro es su supuesto carácter individualista. Sin embargo, ahorro vs. solidaridad es un falso dilema. En efecto, los aportes a las cuentas individuales no tienen porque provenir únicamente de aportes individuales. Por ejemplo, la reforma chilena de Boric propone distribuir 30% del aporte adicional a pensiones de cada individuo de manera equitativa entre las cuentas de todas las personas, introduciendo un elemento de ahorro colectivo y solidario. Otro tipo de aportes solidarios que también podrían implementarse es por ejemplo entre las cuentas de parejas con hijos, para corregir el efecto que usualmente tiene el cuidado de los hijos, en la acumulación de ahorro para el retiro de los individuos (en la mayoria de casos asumido por las mujeres).
Otra de las críticas a los sistemas de ahorro es que han pagado pensiones insuficientes, y en Colombia mucho más bajas que las del sistema de reparto estatal (para pensiones mayores a 1 salario mínimo). Sin embargo, la razón de las bajas pensiones no es inherente a los sistemas de ahorro para el retiro. La principal causa para el diferencial de pensiones entre ambos regímenes en Colombia, es que además de los aportes individuales, el Estado pone la mayoría del costo de la pensión que determina la regla de beneficios del régimen estatal de reparto. De hecho, los sistemas de ahorro son mucho más eficientes en el uso de los recursos, puesto que al invertir las contribuciones se genera una fuente de aportes adicional muy importante: los dividendos, intereses, arriendos y otras rentas que se acumulan y capitalizan durante varias decadas en las cuentas de ahorro. Gracias a esto, cerca de 60% cada peso de pensión pagado por un sistema de ahorro proviene de los retornos acumulados (y 40% de los aportes a pensiones) mientras que en un sistema de reparto todos los aportes se gastan el mismo año y no hay retornos (se pierde ese 60% de rentas acumuladas adicional).
Sin embargo, como actualmente en Colombia en conjunto aportamos muchos menos pesos al régimen de ahorro que al de reparto (pues el Estado no aporta al régimen de ahorro), los retornos acumulados por ahorro no alcanzan a compensar la diferencia de aportes que hace el Estado únicamente al régimen de reparto (actualmente se gasta casi todo el recaudo de IVA en pensiones de regímenes públicos, incluido Colpensiones). En este sentido, una forma mucho más eficiente de usar los aportes del Estado provenientes de impuestos generales, sería ponerlos a rendir durante decadas para que estos también se multipliquen. Por ejemplo, la actual reforma en Uruguay, propone que parte del IVA que paga cada individuo vaya directamente a su cuenta de ahorro para el retiro y se capitalice.
En general, los sistemas de ahorro para el retiro no son de derechas, como algunos parecen creer. Estos convierten a todos los trabajadores de a pie en co-propietarios y acreedores de empresas y gobiernos locales y extranjeros, y los más importante, tienen una fuente adicional de financiación muy sustancial, en las rentas por inversión de los aportes. Los actuales gobiernos de izquierda en Chile (Boric), Mexico (AMLO), Brasil (Lula) y el democrata Biden en EEUU entendieron eso, y a pesar del gran movimiento de no +AFP que precedió la reforma en Chile, en lugar de ahorrar menos para el retiro, decidieron aumentar más el ahorro y/o crear mejores vehículos de inversión diseñados con el objetivo de ingresos en retiro de los afiliados (a diferencia de lo que tenemos actualmente en Colombia en el régimen de ahorro). Para romper con el debate puramente idiológico contra el ahorro, una alternativa es tener una opción de AFP pública (además de las privadas) como hay en Uruguay y como lo busca la reforma actualmente en Chile.
Los sistemas de ahorro para el retiro que existen hoy en Colombia y en otros paises de la región como Chile, requieren un rediseño profundo, para alinear las estrategias de inversión de los fondos de pensiones con el objetivo de ingresos estables en retiro de la gente. Las últimas reformas en México y las que están en marcha en Chile y Brasil van en esa dirección. La profundización de sistemas de ahorro para el retiro es una tendencia a nivel mundial. En contraste, profundizar sistemas de reparto, dado el imparable enjevecimiento poblacional, es como nadar contra la corriente del Magdalena. La actual fijación en los sistemas anacrónicos que tenemos actualmente en ambos regímenes en Colombia, nos nubla sobre lo que es posible hacer en sistemas pensionales. Presidente Petro, el futuro de las pensiones es el ahorro.
Por Daniel Mantilla García, Ph.D.
Profesor Asociado – Facultad de Administración, Universidad de los Andes