La corresponsal jefa de investigación internacional de CNN, Nima Elbagir, viajó a las remotas minas artesanales del noreste de Sudán para investigar cómo Rusia está saqueando las riquezas de ese país, para ayudar tanto en la guerra de Putin en Ucrania como a apuntalar a los gobernantes militares del país.
Durante al menos una década, Rusia ha ocultado en los registros oficiales sus transacciones con el oro sudanés. Las estadísticas oficiales de comercio exterior de Sudán desde 2011 también reportan que no hubo exportaciones de ese mineral hacia Rusia, a pesar de la abundante evidencia de las amplias transacciones de Moscú en este sector.
Cuando CNN llegó a una planta de procesamiento rusa clave en las afueras de al-Ibaidiya, un lugar conocido por los lugareños como «La compañía rusa», una bandera soviética ondeaba sobre el complejo con un camión de combustible ruso estacionado afuera.
Un encuentro casual con el guardia, quien confirmó que la instalación pertenecía a la llamada «compañía rusa», se convirtió rápidamente en una tensa confrontación.
El guardia transmitió por walkie talkie la solicitud de CNN de hablar con «el gerente ruso». Luego, un grupo de hombres sudaneses corrió al lugar y ordenó al equipo que se fuera antes de que el equipo de seguridad siguiera al automóvil de CNN.
“Tienen que irse,” le dijo a CNN otro empleado sudanés de la planta. «Esta no es una empresa rusa. Es una empresa sudanesa llamada Al-Solag».
Al-Solag es una empresa fachada sudanesa de Meroe Gold, la empresa minera rusa sancionada por Estados Unidos, según cinco fuentes oficiales sudanesas y documentos de registro de la empresa revisados por CNN.
La formación de Al-Solag durante el último año marcó un punto de inflexión clave para la presencia de Rusia en Sudán. Bajo el nuevo modelo, los tratos de Rusia se han desvanecido en las sombras, haciendo que los arreglos dependan más del liderazgo militar de Sudán y permitiendo aún más a los actores rusos eludir las instituciones estatales, incluidas las regulaciones relativas a las empresas extranjeras, bajo la apariencia de un negocio local. CNN se comunicó con los líderes militares de Sudán para obtener comentarios y no recibió respuesta.
Múltiples entrevistas con funcionarios sudaneses y estadounidenses de alto nivel y una gran cantidad de documentos revisados por CNN pintan una imagen de un elaborado esquema ruso para saquear las riquezas de Sudán en un intento por fortalecer a Rusia contra las sanciones occidentales cada vez más fuertes y para reforzar el esfuerzo de guerra de Moscú en Ucrania.
La evidencia también sugiere que Rusia se ha coludido con el asediado liderazgo militar de Sudán para permitir que miles de millones de dólares en oro pasen por alto al Estado sudanés y priven a un país azotado por la pobreza de cientos de millones en ingresos estatales.
A cambio, Rusia ha brindado un poderoso respaldo político y militar a lA cada vez más impopular dirigencia de Sudán, mientras aplasta violentamente el movimiento a favor de la democracia del país.
El general Mohamed Hamdan Dagalo, líder de la unidad paramilitar de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), es un beneficiario clave del apoyo ruso, ya que es el principal destinatario de las armas y el entrenamiento de Moscú. Las fuentes sudanesas de CNN también creen que Abdel Fattah al-Burhan, el gobernante militar del país, está respaldado por Rusia.
Los defensores de derechos humanos han implicado tanto a Burhan como a Dagalo (conocido como Hemedti) en presuntos crímenes de guerra y de lesa humanidad durante el conflicto de Darfur en Sudán que comenzó en 2003.
El mismo día que Rusia lanzó su invasión de Ucrania en 2022, Hemedti encabezaba una delegación sudanesa en Moscú para «avanzar en las relaciones» entre los dos países.
Varias redes periodísticas locales, en cuyo trabajo se ha basado CNN para este informe, como Mujo Press, Al-Bahshoum y la página de Facebook del periodista activista Hisham Ali, han sido blanco de ataques en los últimos meses y obligados al exilio bajo la amenaza de asesinato.
Solo en junio diez manifestantes fueron asesinados a tiros durante protestas, tres de los cuales eran destacados activistas en favor de la democracia. Las fuentes de seguridad de CNN creen que fueron atacados deliberadamente.
Funcionarios sudaneses de alto nivel instaron repetidamente a Elbagir a que se mantuviera alejada de los lugares de protesta. Desde que CNN comenzó esta investigación, Elbagir ha sido incluido en la lista negra de la junta militar, según múltiples fuentes de seguridad sudanesas.