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«Sólo reconociendo y actuando sobre la realidad, es que podremos proteger y recuperar la biodiversidad»: WWF

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Categoría: Noticias

El último Informe Planeta Vivo 2020 del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) enciende las alarmas por la abrupta reducción de diferentes especies, a nivel global, y la degradación de sus hábitats. La Nota Económica habló con Ximena Barrera, directora de relaciones de gobierno y asuntos internacionales de WWF Colombia, quien explicó la importancia de proteger los recursos naturales que hay en el país y Latinoamérica, cómo influye la pérdida de la biodiversidad a la economía munidal y qué se debe hacer para tener una producción más sostenible.

¿Qué tanta biodiversidad está perdiendo el mundo, en especial Latinoamérica?

Según el Informe Planeta Vivo 2020, este año las tendencias de poblaciones de peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos, detectó una disminución media global del 68% y una reducción del 94% en Latinoamérica. Este descenso se debe, en general, a la pérdida y degradación de los hábitats de las especies, impulsada por la forma en que se producen alimentos. A ello se suma la sobreexplotación de especies, el cambio climático y la introducción de especies exóticas. Lo anterior, indica que la naturaleza está siendo transformada y destruida a una velocidad sin precedentes en la historia, con un costo muy alto para el bienestar del planeta y de la humanidad.

¿Cómo afecta la pérdida de biodiversidad a la economía?

La pérdida de biodiversidad está directamente relacionada con nuestros modelos de desarrollo económico, el crecimiento desmedido de la población, sus patrones de producción y consumo para satisfacer sus necesidades. En otras palabras, las personas estamos utilizando más recursos de los que la Tierra puede regenerar en un año. La agricultura y el suministro de alimentos, que conllevan a cambios de uso del suelo, es donde la pérdida de la naturaleza y la biodiversidad se vuelve más crítica. También hay actividades ejecutadas por el hombre como la pesca, energía, minería, construcción, silvicultura y turismo que también pueden generar y potenciar esta pérdida de biodiversidad.

Por otro lado, una economía próspera depende de un planeta sano y de las contribuciones que la naturaleza provee al bienestar humano (agua, alimentos, medicinas, entretenimiento, entre otros). Todas las actividades económicas dependen directa o indirectamente de la naturaleza. De acuerdo con el reporte de riesgos presentado al inicio del año por el Foro Económico Mundial, el 50% del PIB mundial está relacionado –o depende– de las contribuciones de la naturaleza. Sólo reconociendo y actuando sobre esta realidad es que podremos proteger y recuperar la biodiversidad, y garantizar la prosperidad para todos.

¿Cómo se pueden proteger los recursos naturales que tenemos actualmente?

El Informe Planeta Vivo 2020 sugiere que aún estamos a tiempos para tomar medidas ambiciosas de conservación sin precedentes, además de realizar cambios transformadores en la forma en que producimos y consumimos.

Las medidas incluyen incrementar los esfuerzos de conservación con mayores áreas protegidas, mayores esfuerzos en restauración y planes de acción a escala de paisaje. De igual modo, lograr una producción más sostenible, es decir, transformar las prácticas agrícolas y pesqueras para producir alimentos nutritivos y asequibles, al tiempo que se protege y conserva la biodiversidad. Lo anterior significa reducir el uso de productos químicos, fertilizantes y pesticidas, proteger los suelos y polinizadores y tener cadenas de comercio más eficientes. Por último, se debe tener un consumo más sostenible, es decir, que la gente desperdicie menos alimentos y tenga dietas más saludables.

Cabe resaltar que ninguna de estas medidas, por sí solas, serán suficientes para revertir la curva de pérdida de biodiversidad. Es necesario desarrollar un portafolio integrado de acciones, que combine intervenciones en todos estos frentes. Recientemente en un evento virtual previo a la Cumbre de Biodiversidad en el marco de la Asamblea de Naciones Unidas, 76 países incluyendo Colombia, firmaron el Compromiso de los Líderes por la Naturaleza, el cual contempla 10 acciones urgentes durante los próximos diez años como parte de la Década de Acción de la ONU para lograr el Desarrollo Sostenible y poner la naturaleza y la biodiversidad en el camino de la recuperación para 2030.

Entre las actividades se encuentra asegurar que la respuesta a la actual crisis económica y sanitaria sea ecológica, justa y que contribuya a lograr sociedades sostenibles; compromiso en la implementación total de un marco de biodiversidad global ambicioso y transformador post-2020 y a aumentar la ambición y alinear las políticas climáticas nacionales, mediante mayores Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional y estrategias a largo plazo que guarden conformidad con las metas  del Acuerdo de París, el acuerdo internacional sobre cambio climático más importante actualmente.

¿Cuáles son los hábitos de producción y consumo que el ser humano debe cambiar para ayudar a revertir la pérdida de biodiversidad?

De acuerdo con el Informe, el sistema alimentario es la mayor amenaza para la naturaleza y el planeta: contribuye al menos con el 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Por esta razón debemos cambiar los hábitos y lograr una producción y un consumo más sostenible. Para esto, se deberá mejorar la productividad, sostenibilidad y comercialización de los productos agrícolas. Así mismo, se deberá reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos que en Colombia corresponde a un 34% de lo que producimos (DNP 2016) y un cambio en la dieta a una menor proporción de calorías animales en los países con un alto consumo de carne (favorecer dietas más saludables y sostenibles).

Tomar estas acciones adicionales también significaría que se evitaría una parte de las pérdidas futuras de biodiversidad mucho mayor que con mayores esfuerzos de conservación solamente, y la recuperación comenzaría antes.

¿En qué consiste una “economía positiva para la naturaleza”? ¿Qué debe hacer Colombia para lograrla?

Una economía positiva para la naturaleza consiste garantizar que esta se integre en el centro de economías para generar trabajos de alta calidad y nuevas fuentes de valor económico, preservando al mismo tiempo el capital natural necesario para la salud pública y la resiliencia social. Además, en la construcción de alternativas o esfuerzos económicos para la recuperación y abordaje de las crisis planetarias del cambio climático y la pérdida de la naturaleza de manera que se reconstruyan mejor las bases productivas y se evite una visión insostenible para el futuro del planeta.

Para lograrlo es preciso el enfoque en una recuperación verde justa y resiliente para asegurar que la economía esté orientada a proteger y restaurar la naturaleza. Los paquetes de estímulo deben combinarse cuidadosamente con otras intervenciones políticas a largo plazo para impulsar un cambio permanente en las vías económicas, asegurando la equidad de acceso y resultados entre las personas.

¿Qué medidas se pueden tomar desde el Gobierno, o desde entidades privadas, para enfrentar el calentamiento global?

Los países están revisando sus compromisos climáticos (Contribución Determinada a Nivel Nacional) como parte del Acuerdo de París y discutiendo las nuevas metas de biodiversidad que serán adoptadas el próximo año. En el marco de estos compromisos, es importante aumentar la ambición climática de una manera socialmente justa, descarbonizando las economías y los sistemas energéticos, aumentando las soluciones basadas en la naturaleza, promoviendo la agricultura sostenible y combatiendo la deforestación.

Se debe priorizar la creación de empleo en sectores intensivos en mano de obra con oportunidades de descarbonización y promover la eficiencia energética, el transporte público sostenible, el despliegue de energía solar fotovoltaica en ciudades y restauración de ecosistemas. Para esto es fundamental el trabajo conjunto con el sector público y privado. Colombia, justamente, en este momento se encuentra actualizando su NDC, la hoja de ruta que contiene las metas climáticas que se planteó a partir del Acuerdo de París y la manera como trabajará para cumplirlas.

De igual modo, los ministerios sectoriales deben trabajar de la mano con el Ministerio de Medio Ambiente, para establecer compromisos ambiciosos para abordar los motores de la pérdida de biodiversidad y disminuir nuestra huella ecológica. Sectores que impulsan la pérdida de biodiversidad, incluidos los sectores agrícola y alimentario; silvicultura; pesquerías; infraestructura; la minería y las industrias extractivas, así como el sector financiero, necesitan transformar y desarrollar planes de acción para innovar y hacer la transición a prácticas positivas, neutrales en carbono y equitativas para la naturaleza si se quiere evitar un aumento significativo en la temperatura del planeta, de los riesgos financieros, de salud y de desastres.

Para usted, ¿cuáles son los mayores desafíos de Colombia en el ámbito ambiental?

Aunque Colombia es el segundo país en biodiversidad en el mundo tras albergar el 15% de la fauna y flora de la Tierra, se enfrenta a grandes desafíos generados por la deforestación, el comercio ilegal de fauna y flora, y la caza. Si bien el gobierno ha implementado diferentes políticas, normativas y estatutos medioambientales con el objetivo de mejorar la calidad ambiental, diversos problemas continúan presentes:

  • Elevada deforestación:  Este sigue siendo uno de los principales desafíos ambientales de Colombia para el 2020. De acuerdo con cifras de Ideam, en el primer trimestre del 2020 la deforestación en la Amazonia aumentó en un 82.8% con respecto al mismo periodo del 2019, país debido principalmente a la praderización (conversión de áreas de bosque a áreas de pastos), cultivos ilícitos, ganadería extensiva, la extracción ilícita de minerales, el desarrollo de infraestructura no planificada y sin permisos, la ampliación de la frontera agrícola en áreas no permitidas y la tala ilegal
  • Ordenamiento de paisajes urbanos climáticamente inteligentes y bajo en carbono: El crecimiento acelerado de los centros urbanos y la progresiva conurbación de algunas áreas metropolitanas son procesos cada vez más alarmantes en Colombia. Más del 70 % de la población es urbana, seis de las ciudades capitales tienen más de un millón de habitantes y la población de cuatro ciudades adicionales supera el medio millón. Aunque la normatividad ambiental del país exige la formulación de planes y esquemas de ordenamiento territorial para los centros poblados, gran parte de este desarrollo no es planificado, razón por la cual su huella ecológica es claramente insostenible.
  • Fortalecimiento de la institucionalidad y marco legal y político: La debilidad institucional ambiental permanece y no se han tomado medidas para resolverla. En el acto legislativo sobre regalías se incluyó un pequeño porcentaje para el ejercicio de la autoridad ambiental, pero este valor es insuficiente para mejorar la gestión minero ambiental, de acuerdo con los estimativos de Asocars. Además, las necesidades planteadas por la Comisión de Expertos sobre la construcción de líneas base social y ambiental como condición previa a los proyectos pilotos de fracking; el acceso a información; y el establecimiento de necesidades de identificación de capacidad institucional previa a la toma de decisión sobre esos proyectos, no se han atendido.
  • Riesgo latente para los líderes sociales y ambientales: Colombia es el país más peligroso del mundo para los defensores del medio ambiente, como lo reveló recientemente la organización Global Witness. De acuerdo con sus registros, las acciones de oposición a proyectos minero-energéticos están asociados al asesinato de líderes ambientales, lo que resulta una consecuencia del modelo de desarrollo basado en la explotación de los recursos naturales no renovables como la minería o los hidrocarburos.
  • Minería ilegal: Constituye una de las principales amenazas ambientales que enfrenta el país a raíz de la explotación minera de oro a cielo abierto. Se calcula que el país tiene más de 78.939 hectáreas afectadas por las redes criminales y la actividad ilegal está ocasionando el 46% del daño ecológico en la selva del Chocó. Aunado al hecho de que las redes de narcotráfico y grupos armados se han asentado alrededor de las minas ilegales de oro del Chocó, lo que además de destrucción ambiental ha generado violencia y pobreza.
  • Contaminación hídrica: La mitad de los departamentos del país registran aguas contaminadas que se utilizan para el consumo humano. Esta situación es originada porque los principales centros urbanos han crecido de forma descontrolada alrededor de cuerpos de agua continentales o marítimos y condiciones precarias de saneamientos básico.

¿Cuáles son los proyectos en los que está trabajando WWF actualmente en Colombia?

WWF Colombia está trabajando en paisajes prioritarios de conservación en regiones como los Andes, Amazonia y Orinoco. Entre los proyectos que está apoyando está el proyecto Parques y Paz con la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura)y la Unión Europea, que busca promover soluciones para los problemas de uso, ocupación y tenencia en seis Parques Nacionales, aportar a la construcción de paz y a la creación de alternativas sostenibles para las comunidades. A esta iniciativa se suma el proyecto de Restauración Ecológica de La Macarena, con recursos del BID, que busca generar acuerdos de conservación con comunidades campesinas que viven al interior del Parque Nacional Natural La Macarena. Adicionalmente, está iniciando un nuevo proyecto GEF Orinoco con el BM como agencia implementadora, para promover paisajes productivos biodiversos y bajos en carbono. De igual modo, estamos apoyando al Gobierno Nacional en la implementación del programa Herencia Colombia (HECO), un programa que busca garantizar la sostenibilidad financiera del Sistema Nacional de Áreas Protegidas del país, entre otras metas de conservación.

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