Por: Javier Mauricio Enciso, Socio de Auditoría PwC Colombia
Todas las actividades que realizamos en el día a día sin importar su grado de dificultad o el número de veces que las hayamos efectuado, requieren algún nivel de conocimiento y una adecuada preparación. En cada una de las actividades que realizamos demostramos conocimientos que previamente habíamos adquirido y a su vez aprendemos nuevas cosas que antes no conocíamos, bajo esta premisa parece lógico pensar que siempre nos esforzamos por obtener un conocimiento adecuado para realizar nuestras tareas, y que aprovechamos cada actividad que hacemos para obtener algún aprendizaje de estas, pero entonces ¿por qué hemos ido reduciendo el esfuerzo que le dedicamos al aprendizaje?
Podría ser que ha ido ganando fuerza la idea de optimizar el tiempo de las actividades que realizamos reduciendo el esfuerzo que le dedicamos al aprendizaje, quizás porque sentimos que el tiempo dedicado a entender un tema es un tiempo que ya no tendremos para ejecutar nuestra tarea o quizás porque sentimos que dado que en la actualidad tenemos acceso a mucha información podemos obtener respuesta para casi todo lo que necesitamos con mucha más facilidad.
Si bien, la tecnología nos ha acercado al conocimiento de otros, no podemos caer en la trampa de terminar abrumados con tanta información y pensar que nosotros vamos a aprender con solo enfocarnos en las conclusiones de lo que otros han escrito o comunicado, haciendo búsquedas rápidas de los conocimientos adquiridos por otros, sin hacer mayores esfuerzos por entender los fundamentos que los llevaron a lograr dichos conocimientos. Aparentemente este enfoque nos permite obtener conocimientos de una manera muy eficiente, desafortunadamente tiene un alto riesgo de errores ante la existencia de múltiples variables en los hechos y situaciones que enfrentamos, y lamentablemente no nos permite fortalecer habilidades para enfrentar actividades similares en el futuro si se tiene en cuenta que el conocimiento obtenido de esta manera resulta ser fugaz. No podemos creer que porque leímos o escuchamos información de un experto ya lo aprendimos.
Iniciar el proceso de obtención de conocimiento recurriendo a otros que pudiesen ya haber enfrentado una situación igual o similar, es un buen camino, pero no podemos solo llegar hasta ahí, siempre es importante evaluar los fundamentos de lo que se escuchó o se leyó, ir a las fuentes de información que quizás pudieron ser usadas por quienes compartieron su conocimiento u otras que puedan corroborarlas o contradecirlas. El aprendizaje no solo se trata de obtener información, se requiere la demostración de este con los conocimientos previos, la estructuración de conceptos, y en la medida de lo posible el reto de ilustrarlos con ejemplos de los efectos del conocimiento obtenido.
El ideal ante el reto de aprender en cualquier caso siempre será hacer nuestras propios análisis e investigaciones, e inicialmente establecer nuestro propio concepto para luego corroborarlo con el de otros, lo cual claramente es un camino más largo, pero tiene la gran ventaja de crear estructuras de conocimiento muy fuertes, y por supuesto abre la posibilidad a la innovación como el máximo reto del conocimiento, el de crear nuevo conocimiento.
Para lograr un aprendizaje que se mantenga en el tiempo y evolucione sin parar se necesita una actitud de cambio que nos permita identificar las ventajas de dedicarle todo el tiempo posible, quizás la premisa correcta sea entender que debemos dedicar más tiempo a aprender que a ejecutar, premisa que se fortalece si entendemos que el ejecutar también abre oportunidades para aprender. El cambio es una constante que obviamente se debe a la evolución del conocimiento, la pregunta que tendremos que hacernos es si queremos estar atrás o adelante de los cambios, observando solo lo que otros concluyen siempre estaremos atrás, esforzándonos por aprender siempre estaremos pensando en estar adelante.
Para mantener una actitud de aprendizaje es importante no tener miedo a los errores, de hecho, no hay nada que genere más aprendizaje, que corregir un error entendiendo las razones por las cuales se estaba equivocado, lo cual es una situación natural del aprendizaje, que evidentemente se da porque nadie tiene todas las respuestas, y que implica que trabajar con otras personas es una muy buena herramienta de aprendizaje.
Una vez que se logre la actitud permanente de aprendizaje, el siguiente gran paso a dar será compartir el conocimiento, lo cual le da la oportunidad de corroborarlo a quien lo comparte y por supuesto fortalecerlo con la retroalimentación que recibe de otros, y para quienes lo reciben les permitirá mejorar en sus actividades y en el mejor de los casos les permitirá evidenciar las grandes ventajas de dedicar el tiempo suficiente al aprendizaje.
Es indudable que aprender requiere tiempo, algo que generalmente es escaso, pero cuando entendamos que el conocimiento es exponencial, es decir, que nos va a servir una y otra vez y nos va a permitir seguir aumentando nuestra capacidad de análisis, podremos darnos cuenta que los mayores beneficiados con el aprendizaje somos nosotros mismos, lo cual indudablemente se traducirá en una mejora de nuestras organizaciones y por supuesto de nuestra sociedad.