Por: Heidy Melisa Bautista Ojeda, docente del programa de Ingeniería Industrial de la Universidad de América.
En Colombia, el agro no es solo un sector económico: es una expresión viva de nuestra identidad y motor de esperanza para millones de familias. Según datos recientes del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, el sector agropecuario aporta cerca del 8% del PIB nacional y emplea a más del 16% de la población económicamente activa. Adicionalmente, las exportaciones agrícolas crecieron un 12,6% en 2023, especialmente en productos como café, flores, frutas y cacao.
Sin embargo, a pesar de este dinamismo, el agro colombiano enfrenta desafíos estructurales: infraestructura vial deficiente, brechas tecnológicas profundas, acceso limitado a crédito y formación, y vulnerabilidad ante el cambio climático. Estos retos exigen no solo voluntad política, sino también conocimiento técnico riguroso y creatividad aplicada.
Desde la Universidad de América, y en especial desde nuestro programa de Ingeniería Industrial, entendemos que la innovación no puede ser un proceso ajeno a las realidades territoriales. Trabajamos en formar profesionales capaces de integrar la transformación digital, los principios de la Industria 4.0 y las mejores prácticas de gestión de operaciones, pero siempre adaptándolos a los contextos rurales colombianos.
¿Qué aportes concretos brinda la ingeniería industrial al agro?
- Optimización de procesos productivos: aplicando herramientas como Lean Manufacturing, Seis Sigma y análisis de procesos para hacer más eficientes las actividades agrícolas, reduciendo desperdicios y aumentando productividad.
- Logística rural inteligente: diseñando cadenas de suministro que reduzcan los costos de transporte y almacenamiento, y que aprovechen tecnologías como IoT (Internet de las Cosas) para el monitoreo en tiempo real de cultivos y productos.
- Transformación digital adaptativa: liderando proyectos de digitalización progresiva en las fincas, utilizando sensores, drones, inteligencia artificial y sistemas de información geográfica (GIS) ajustados a la realidad de pequeños y medianos productores.
- Sostenibilidad y economía circular: promoviendo prácticas agrícolas sostenibles, que reduzcan el uso de recursos no renovables y potencien el aprovechamiento de residuos agroindustriales como fuentes de energía o fertilizantes.
- Gestión del conocimiento local: integrando el saber ancestral y la experiencia empírica de las comunidades rurales a modelos modernos de gestión del cambio, garantizando así una adopción tecnológica respetuosa y efectiva.
Estas acciones no son teóricas: son parte integral de nuestro modelo educativo. Nuestros estudiantes y egresados trabajan en proyectos de innovación social, investigación aplicada y extensión rural, contribuyendo a la construcción de un agro más competitivo, sostenible y justo.
En un mundo donde la agricultura de precisión y la agroindustria digital marcan la pauta —con ejemplos exitosos en Brasil, Argentina y México—, Colombia no puede quedarse atrás. La transformación del agro debe ser inclusiva, gradual y profundamente humana, entendiendo que detrás de cada hectárea cultivada hay historias de vida, saberes transmitidos por generaciones y un potencial inmenso que espera ser impulsado.
Desde la Universidad de América reafirmamos nuestro compromiso de formar ingenieros industriales que no solo dominen la tecnología, sino que también sepan construir puentes entre la innovación y la ruralidad. Porque transformar el agro colombiano no es simplemente incorporar más máquinas o más datos: es dignificar el trabajo rural, fortalecer el tejido social y construir futuro desde nuestras raíces.
La revolución del agro colombiano será industrial, sí, pero también será humana y contextualizada. Y en esa misión, la ingeniería industrial tiene un papel esencial que jugar.