Es bien sabido que una de las principales consecuencias de la invasión que sufre Ucrania es la perturbación en los mercados de productos básicos, lo cual ha alterado los patrones mundiales de comercio, producción y consumo, llevando a un aumento generalizado de precios, especialmente de la energía y los alimentos.
La inflación en materia energética en el último par de años ha sido la más pronunciada desde la crisis petrolera de 1973. Por su parte, la de productos básicos alimentarios (de los cuales Rusia y Ucrania son grandes productores) y la de los fertilizantes, en cuya producción se utiliza el gas natural como insumo, ha sido la más marcada desde 2008.
Tal como lo resalta el Banco Mundial en su más reciente informe de perspectivas de los mercados de commodities, en conjunto, esto representa la mayor crisis de productos básicos que se ha experimentado desde la década de 1970. Como ocurrió entonces, la crisis se ve agravada por el aumento de las restricciones al comercio de alimentos, combustibles y fertilizantes. Estos acontecimientos han comenzado a agitar el fantasma de la estanflación.
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