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Inversión de capa caída en Colombia

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Categoría: Análisis
inversión de capa caída en Colombia

Desde el año 2023, la economía colombiana ha experimentado un proceso de ajuste macroeconómico, evidenciado por una significativa desaceleración en el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB). Al cierre del tercer trimestre de 2023, el crecimiento anualizado fue del 1,0% y, en ese proceso, la inversión está de capa caída en Colombia.

Más aún, durante el tercer trimestre del año pasado, Colombia experimentó una contracción del PIB del 0,3%, señalando la magnitud de este ajuste. Es relevante destacar que, excluyendo el impacto de la pandemia, el país no había enfrentado una contracción económica anual en 24 años, desde la crisis de los mercados emergentes a finales del siglo pasado.

Frente a las condiciones macroeconómicas que atraviesa el país, Fedesarrollo resalta que, suscita preocupación el comportamiento exhibido por la inversión. Por ejemplo, la formación bruta de capital fijo registró la mayor contracción en 16 años (-10,7%) durante el tercer trimestre de 2023, excluyendo el periodo de la pandemia.

Además, los niveles de inversión se sitúan un 5,3% por debajo de los observados en 2019, marcando el mayor rezago en comparación con los diversos componentes del PIB bajo el enfoque de demanda, los cuales ya han superado los niveles prepandémicos.

Este resultado se atribuye, en gran medida, al componente de otros edificios y estructuras, asociado al estado de la inversión pública, que evidenció una caída del 11,5% y se encuentra un 33,9% por debajo del nivel registrado antes de la crisis del COVID-19.

Según lo destaca el centro de investigación que dirige Luís Fernando Mejía, estos resultados desfavorables en el comportamiento de la inversión pueden atribuirse a varios factores. Entre ellos, se incluyen la incertidumbre asociada a la agenda de políticas económicas y reformas que el Gobierno nacional ha venido impulsando en el Congreso de la República, así como el aumento en la carga tributaria sobre el sector empresarial, derivado de las reformas tributarias implementadas en 2021 y 2022 (que han generado impactos en el costo de uso del capital)

También a factores como los anuncios o medidas regulatorias implementadas que afectan a sectores clave como la infraestructura, la vivienda y el sector minero-energético, el contexto de altas tasas de interés que ha dificultado el acceso al financiamiento, y el encarecimiento de algunos insumos para la producción en sectores determinantes, como la construcción. No es extraño, entonces, que la inversión esté de capa caída en Colombia.

Evolución reciente

Hay que recordar que la inversión, medida como la formación bruta de capital fijo, permite la ampliación del capital y la incorporación de nueva tecnología, lo que mejora la eficiencia e incrementa la capacidad productiva de una economía. De forma preocupante, el país se enfrenta a un panorama desafiante en términos de inversión.

El índice de calidad del ambiente de inversión y negocios en Colombia es construido mediante la ponderación de seis subindicadores relacionados con la efectividad política, ambiente de negocios, voluntad política, actitud hacia las Asociaciones Público-Privadas (APPs) y el nivel de concentración de la industria. Este índice evalúa tanto el atractivo del mercado local para los inversionistas extranjeros como el respaldo de los gobiernos locales para fomentar las actividades de inversión y negocios.

Al considerar el PIB per cápita, se observa que el país presenta una calidad del ambiente de inversión y negocios 4,1 puntos porcentuales inferior al correspondiente a su nivel de ingreso (aproximadamente 65,1%).

Las tendencias en la inversión observadas en los segmentos de vivienda y otros edificios y estructuras analizadas desde el enfoque de la demanda se reflejan de manera similar en las cifras del sector de la construcción desde el enfoque de la oferta. En efecto, el comportamiento del sector de la construcción, a través de sus subsectores, indica que tanto las obras civiles como las edificaciones residenciales y no residenciales se sitúan un 44,7% y un 11,0% por debajo de los niveles de 2019, respectivamente.

Tras registrar crecimientos en 2021 y 2022, la formación bruta de capital fijo ha experimentado una caída acumulada hasta el tercer trimestre de 2023 del 6,2%. El componente que más impactó el comportamiento de la inversión en este periodo fue el de maquinaria y equipo, contribuyendo negativamente con 6,2 puntos porcentuales a su variación anual.

Fedesarrollo resalta que esto podría asociarse a la significativa reducción en las importaciones de bienes de capital, que hasta al tercer trimestre de 2023 mostraron una disminución del 22,5%, en un contexto en el que, si bien se observó una apreciación del tipo de cambio, podría estar predominando el efecto de la desaceleración de la actividad económica.

Desde el enfoque sectorial, en 2023 la construcción evidenció una caída del 4,9% en el acumulado hasta el tercer trimestre, explicada por una importante contracción de las obras civiles (-15,5%, contribución de -4,1 puntos porcentuales) y, en menor medida, en el segmento de edificaciones (-0,2%, contribución de -0,1 puntos porcentuales). La caída en las edificaciones ha sido impulsada por el segmento residencial, ya que el área construida de edificaciones residenciales mostró una contracción del 4,0% hasta el tercer trimestre.

Todo esto ha sumado para que la inversión vaya de capa caída en Colombia. La situación es preocupante y su manejo no parece estar dentro de las prioridades del Gobierno.

Encarecimientos, tasas, reformas e incertidumbre

El desfavorable desempeño de la inversión en Colombia obedece a múltiples factores. En primer lugar, el encarecimiento en los insumos de construcción como el acero, el cemento, el asfalto y el concreto, ha surgido como un obstáculo a la inversión en el sector de la construcción de edificaciones y grandes proyectos de infraestructura.

Las disrupciones en las cadenas globales de valor generadas por la pandemia llevaron a que durante 2021 el precio del acero en Colombia aumentara en 49,9%. Posteriormente, el surgimiento de la guerra entre Rusia y Ucrania profundizó estos problemas, extendiendo las presiones inflacionarias a otros insumos para la construcción, que persisten hasta la fecha. Durante 2023 hasta noviembre, se observó un incremento del 26,1% en el precio del concreto, 21,5% en el del cemento y 13,6% en el del asfalto, ejerciendo presión sobre los costos de las empresas del sector.

En segundo lugar, las altas tasas de interés derivadas de la política monetaria contractiva ejercida por el Banco de la República para la contención de la inflación son otro motivo que afecta la dinámica de la inversión. Desde septiembre de 2021, la tasa de interés de intervención del Banco de la República ha aumentado 11,5 puntos porcentuales, alcanzando un máximo de 13,25% en mayo de 2023. En sus reuniones de diciembre de 2023 y enero de 2024, el Banco de la República redujo su tasa de intervención en 25 puntos básicos, llevándola al 12,75%.

Las altas tasas de interés encarecen el costo de financiamiento para las empresas, reduciendo la rentabilidad esperada y desincentivando así la toma de riesgos asociados con nueva inversión. De igual forma, las estrechas condiciones de financiamiento impactan, por ejemplo, al sector de la vivienda, al restringir la capacidad de los hogares para adquirir créditos de vivienda.

En tercer lugar, Fedesarrollo resalta que las reformas tributarias aprobadas en 2021 y 2022 generaron un incremento del costo de uso del capital llevando a la tarifa de renta de las empresas a alcanzar un máximo regional del 35%, junto con un aumento significativo incremento en los impuestos a los dividendos. El sector minero-energético, por ejemplo, es uno de los más afectados, ya que su tarifa efectiva de tributación podría alcanzar hasta el 65,2% de sus utilidades, comprometiendo la rentabilidad de las inversiones en esta actividad económica.

Además, la falta de claridad del Gobierno sobre si permitirá la firma de nuevos contratos de exploración de hidrocarburos también ha aumentado la incertidumbre en este sector. Se evidencia un fuerte incremento de la presión tributaria, ya que, mientras en noviembre de 2023 los niveles de actividad eran un 10,4% más altos que en 2019, el recaudo fue un 34,2% más alto, con una marcada divergencia a partir de 2022, tras la implementación de las reformas tributarias. La explicación de esta divergencia recae especialmente sobre la evolución del recaudo por impuesto de renta, que es un 54,8% más alto que el observado en 2019, revelando la fuerte presión ejercida sobre el tejido empresarial.

Finalmente, se destaca la creciente incertidumbre percibida por los agentes económicos frente a decisiones o anuncios del Gobierno nacional. La literatura económica ha documentado que la sensibilidad de la inversión a la tasa de interés o a cambios en la política tributaria es significativamente menor que la sensibilidad de la inversión a la volatilidad y la incertidumbre en el ambiente económico.

Esta mayor percepción de incertidumbre se refleja, por ejemplo, en el deterioro de la percepción de las condiciones económicas y sociopolíticas para la inversión, de acuerdo con la Encuesta de Opinión Empresarial realizada por Fedesarrollo. En 2023 el balance de las condiciones sociopolíticas para invertir registró una caída de 13,3 puntos porcentuales respecto al año anterior, alcanzando un balance de -55,5%, dato que representa un mínimo histórico, exceptuando la pandemia y las protestas de 2021.

Varios factores contribuyen a explicar este aumento en la percepción de incertidumbre por parte del sector privado. Por un lado, el Gobierno Nacional ha propuesto una ambiciosa agenda de reformas estructurales en el frente pensional, laboral y de salud. Específicamente, la reforma laboral y la de salud han suscitado inquietudes significativas en gran parte del sector productivo debido a sus posibles impactos adversos en el costo del empleo formal y en el acceso oportuno y de calidad al sistema de salud.

Por otro lado, la entidad resalta que ciertos anuncios y medidas gubernamentales han generado incertidumbre en sectores estratégicos como la infraestructura, la vivienda y el sector minero-energético, afectando el normal funcionamiento de estas actividades económicas e impactando negativamente en la disposición a invertir en Colombia.

En este contexto todo apunta a que la inversión seguirá a la baja en Colombia.

Infraestructura estancada, inversión en caída

En el ámbito de la infraestructura, la incertidumbre se ha manifestado con el estancamiento de grandes proyectos de infraestructura vial, especialmente de quinta generación (5G), que dependen en gran medida de la inversión privada. El anuncio de congelar las tarifas de peajes a inicios de 2023 ha tenido un impacto negativo en la confianza sobre la viabilidad financiera de las Asociaciones Público-Privadas.

A pesar del reciente aumento en las tarifas de peajes, que corrige solo parcialmente el déficit provocado por el congelamiento, Fedesarrollo resalta que persiste el riesgo para los financiadores de que el Gobierno Nacional decida unilateralmente no mantener el valor real de los peajes, afectando la sostenibilidad de cualquier proyecto de inversión.

De manera similar, el sector de vivienda ha experimentado un desempeño desfavorable en 2023, con una contracción del 44,9% en las ventas de viviendas con respecto a 2022, según lo muestran las cifras de Camacol. Además del encarecimiento de los insumos para proyectos residenciales, la situación del sector vivienda obedece en gran medida al cambio abrupto en los mecanismos de focalización de los subsidios de Mi Casa Ya.

Sumado al ajuste en la asignación de subsidios, el sector se ha enfrentado a una oferta limitada de cupos disponibles en el programa debido a la falta de disponibilidad presupuestal, afectando los incentivos de inversión por parte de las constructoras. Esta situación es especialmente preocupante, ya que, además de reflejarse en las cifras del segmento de vivienda, este sector representa un importante multiplicador económico, impulsando el empleo y generando múltiples encadenamientos hacia atrás y adelante, siendo un motor crucial para la economía.

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