Estamos en un mundo altamente digital. Cada segundo son enviados más de 197 millones de correos electrónicos y 69 millones de mensajes se envían mediante plataformas dedicadas a ese fin. En términos de entretenimiento, más de 500 horas de video se suben a YouTube, 695.000 historias se cargan en Instagram y más de 28.000 personas están viendo Netflix.
Con una alta probabilidad, la primera imagen que se viene a la cabeza tras ver estas cifras es la de algún millennial o centennial con su dispositivo móvil. Pareciera como si la tecnología estuviera enfocada solo hacia ese grupo poblacional, mientras que el resto del mundo sigue con sus vidas cotidianas.
Sin embargo, la realidad es muy diferente. Si bien es cierto que estos jóvenes son prácticamente nativos digitales y que su interacción con la tecnología es casi natural, el resto de las generaciones no se han quedado rezagadas. Esto es particularmente cierto cuando se habla de adulto mayores.
Este es un nicho que las empresas aún no explotan y para lo cual deben ajustar su experiencia de cara a satisfacer las necesidades de estos clientes potenciales.
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