A pesar de que 2020 fue un año muy difícil en materia económica a nivel mundial producto del COVID-19, los flujos de remesas demostraron su resiliencia y disminuyeron menos que lo previsto. Así se evidencia en la reseña sobre migración y desarrollo, dada a conocer por el Banco Mundial y la Alianza Mundial de Conocimientos Sobre Migración y Desarrollo.
De acuerdo con dicho informe, los países de ingreso bajo y mediano recibieron flujos de remesas registrados oficialmente por USD 540.000 millones en 2020, apenas un 1,6 % por debajo del total de USD 548.000 millones de 2019. La disminución fue menor que la que se produjo durante la crisis financiera mundial de 2009 (un 4,8 %).
Los principales factores que sostuvieron los flujos incluyeron los estímulos fiscales otorgados en los países de destino de los migrantes, que mejoraron las condiciones económicas con respecto a las previsiones; la transición del dinero en efectivo al dinero digital para el envío de remesas, y de los canales informales a los formales, y los movimientos cíclicos en los precios del petróleo y de los tipos de cambio.
Según lo señaló el director mundial del Departamento de Prácticas Mundiales de Protección Social y Trabajo del Banco Mundial, Michal Rutkowski “mientras la COVID-19 sigue devastando las vidas de las familias en todo el mundo, las remesas continúan siendo vitales para las personas pobres y vulnerables”, y señaló también que las respuestas de políticas de apoyo y los sistemas nacionales de protección social deben abarcar a todas las comunidades, incluidos los migrantes.
Se estima que la llegada de remesas a América Latina y el Caribe aumentó un 6,5 % en 2020 y alcanzó los USD 103.000 millones. Si bien la COVID-19 causó una repentina disminución en el volumen de las remesas en el segundo trimestre de 2020, los envíos recuperaron terreno durante el tercer y cuarto trimestres.
Aunque todavía no ha llegado a los niveles previos a la pandemia, la mejora del empleo en Estados Unidos ha permitido aumentar los flujos de remesas a países como México, Guatemala, República Dominicana, Colombia, El Salvador, Honduras y Jamaica, que reciben la mayoría de las remesas de migrantes que trabajan en Estados Unidos. Se espera que los flujos de remesas hacia la región aumenten un 4,9 % en 2021.
El costo de transferir remesas a la región fue de 5,6 % en el cuarto trimestre de 2020. Sin embargo, en muchos corredores de remesas más cortos, los costos siguen siendo exorbitantes. Por ejemplo, el costo de enviar dinero a Cuba supera el 9 %. Enviar dinero de Japón a Brasil también es costoso (11,5%).